Me daba vergüenza admitir que no entendía nada de dinero

En una cena, alguien mencionó su “rentabilidad anual ajustada por inflación”.Yo sonreí. Como si lo entendiera.

En una cena, alguien mencionó su “rentabilidad anual ajustada por inflación”.

Yo sonreí.
Como si lo entendiera.
Como si yo también tuviera una rentabilidad ajustada.

Por dentro pensaba:
¿Eso es como decir que el dinero engorda, pero de forma elegante?

Me quedé callada.
Porque admitir que no entendía me hacía sentir tonta.
Como si estuviera fuera del club de los adultos funcionales.

Y ese momento se repitió muchas veces:

— Cuando no sabía usar bien una tarjeta de crédito
— Cuando firmé un contrato sin leer la letra pequeña
— Cuando me ofrecieron un seguro y dije “sí” por miedo a parecer ignorante

No era ignorancia.
Era vergüenza financiera.

La que te hace fingir que sabes.
La que te impide preguntar.
La que te deja fuera de juego, aunque estés en el campo.

Por fin entendí que es justo al revés, cuanto más preguntas, escuchas y aprendes, más herramientas tienes para todo en la vida.

👉 Pero te digo algo: nadie nació sabiendo esto.
Ni siquiera los que ahora parecen expertos.
Y si lo sabían… fue porque alguien se lo explicó. O lo aprendieron a los golpes.

En Economía para Adultos no fingimos que sabemos todo.
Hablamos desde la honestidad, con ganas de aprender siempre.

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